por Rubicel González
rubicel@ahora.cu
Siempre me pareció gracioso y hasta funcional la vía cubana, por medio de un animado, para explicar la historia de la silla. La imagen del cavernícola asestándole un macetaso al hervíboro grandón y medio bobo para usar el cómodo follaje en asiento revolucionador para la época, resumía la idea además de darle el toque “jodedor”. Sin embargo, algo serio se vislumbra: la antiquísima lucha entre hombre y naturaleza, cómo éste justifica sus acciones sobre aquella.
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